martes, diciembre 18

Laura (Capítulo 32)


El volver a Londres no resultó mejor, no abrimos la boca ninguno de los cuatro en el viaje de vuelta, yo me sentaba a ratos con Sara para simplemente agarrarle del brazo y llorar un poco juntas... el resto del tiempo iba al lado de Zayn apoyada en su hombre mientras me acariciaba el pelo mirando a la nada. Era consciente de que Sara tendría que pasarlo todavía peor que yo porque era su abuela... pero Julia con el paso de los años y del tiempo se había convertido en mi tercera abuela, y se había portado siempre genial con nosotras. Sobre todo aquel verano por haber hecho realidad nuestro sueño, no sé porque pero durante aquel viaje que se me hizo eterno no dejé de darle vueltas a ideas absurdas en la cabeza, llegué a pensar que tal vez Julia supiera que estaba llegando su hora y quiso hacernos este regalo antes de marcharse pero... eso no era posible, ¿o sí? También pensé que ahora no habría forma de agradecerle todo lo que había hecho por nosotras, esa maravillosa anciana se había ido sin que le pudieramos explicar lo realmente felices que nos había hecho ese último mes en Londres. Al llegar Niall, Liam, Lou, El, Dani, Mark, Adam, Rebeca y Alison nos estaban esperando en el aeropuerto. Me sorprendió algo ver a Rebeca y a Alison allí con ellos ya que creía que solo venían con nosotros cuando Sara las llamaba, aunque en realidad no sé porque noté que en esa semana que habíamos pasado en España con lo del entierro habían pasado bastantes cosas por aquí... pero, desde luego, no era momento de contarlas. Rebeca abrazó fuerte a Sara y se pusieron a llorar las dos, no sé si Rebeca conocía o no a Julia pero estaba segura de que ella también lo estaba pasando mal al ver a Sara tan destrozada. Nos llevaron a casa y sentía como todos intentaban animarnos, sobre todo Niall que no dejaba de darnos abrazos e intentaba hacer reír a Sara, aunque no tenía mucho éxito ella míraba mostrando agradecimiento por el intento. Yo no sabía que hacer, no podía soportar la pérdida de una mujer tan especial como Julia y tampoco sabía que hacer para animar a Sara. No dejaba de pensar que aquello tenía que ser una pesadilla, quería despertarme en mi apartamento de Londres despertar a Sara y poder decirle: tía... acabo de tener una pesadilla horrible. Y después llamaríamos a Julia. Pero no, eso ya no iba a pasar nunca. Aquello era jodidamente real. Los siguientes dos días fueron horribles, como los que pasamos en España. Sara y yo pasamos los dos días en la cama, solo nos despertábamos a comer, encima los demás estaban todos ocupados y no teníamos visitas con lo cual no teníamos ninguna gana de salir. Al tercer día Zayn y Harry aparecieron a primera hora de la mañana para traernos un desayuno delicioso, yo me sentí con más ganas y mientras Harry se tumbaba en la cama junto a Sara me fue a dar un paseo con Zayn, antes de salir le dí un beso en la frente a Sara y le dije que volvería enseguida, solo asintió con la cabeza. No hablaba, no reaccionaba, estaba completamente perdida en un mundo demasiado triste. No quería ver a mi amiga así, no podía soportarlo.
- Zayn, no sé que hacer... - le dije en nuestro paseo mientras él me agarraba la mano con fuerza. Nos sentamos en un banco y me rodeo con su brazo.
- Ya estás haciendo todo lo que puedes, le costará superar un golpe tan fuerte pero lo superará. Te tiene a ti, y a Harry y a todos nosotros. - Sonreí y le besé en los labios, hacía bastantes días que no me sentía bien y tampoco le estaba dando mucho cariño a Zayn y se lo merecía. Había venido a España con nosotras y todo, de repente la tristeza se me fue de la cabeza durante un momento y pensé en la que se hubiera montado si las directioners españolas se hubieran enterado de eso.
- Me alegra volver a ver esa sonrisa tuya pequeña. - Me dijo Zayn irrumpiendo mis pensamientos y dándome un beso en los labios. Al rato volvimos a casa, preparé la comida con Zayn y Harry e intentamos que Sara comiera algo porque cada día comía menos. Los siguientes días fueron iguales, siempre la misma historia... Harry y Zayn nos traían el desayuno y nos pasabamos el resto del día intentado entre los tres animar a Sara, algún que otro día también aparecieron Rebeca y Niall que cada día estaban más juntos pero todavía nadie había confirmado que hubieran tenido algo, Dani y El vinieron un día para invitarnos a ir de compras pero Sara no se movió de la cama. Cada día me sentía más desesperada, Zayn conseguía tranquilizarme pero muchas veces me ponía a llorar solo de impotencía porque no sabía que hacer con ella, no sabía como sacar de la cama a mi amiga, no sabía como devolverla a nuestro mundo de alegría y felicidad. Llegué a pensar que solo Julia sería capaz de sacarla de esa maldita cama con una llamada suya, pero... Julia no volvería a llamar, mierda. Un día de repente me levanté y Sara no estaba en su cama, me asusté muchísimo pero tampoco me dio mucho tiempo porque diez minutos después de que yo me levantará apareció por la puerta con bizcochos de la cafetería de abajo. Me sentí muy feliz al verla duchada, vestida y fuera de esa cama, al verla hacer algo aunque me miró sin decir nada. Me senté a su lado en la mesa y me dio un bizcocho. No me dio ni los buenos días solo dijo:
- Laura, mañana me vuelvo a España. - Entonces, no sé porqué me sentí traicionada, casi enfadada con ella.. por parecer tan débil, Sara no era así y yo sabía que Julia no hubiese querido eso.
- No Sara, no pienso permitir que te vayas. - Dije casi gritando.
- Laura, ¿y qué estoy haciendo aquí? Lo único que hago es amargaros a vosotros porque no soy capaz de levantarme de esa cama, esto era un regalo de mi abuela y ya no está... sin ella esto no tiene sentido.
- Sí que lo tiene, tiene mucho más sentido que nunca... ¿crees que a ella le hubiera gustado que te pusieras así? Sé que tiene que ser muy duro, durísimo porque hasta para mi es una pérdida insoportable pero conocía lo suficiente a Julia para saber que ella hubiese querido que disfrutaramos y aprovecharamos este verano al máximo. Era su regalo Sara, ¿vas a rechazarlo ahora que ya no está?
- Laura yo... - No le dejé terminar la frase, me levanté y me fui de un portazo. Llamé a Zayn por teléfono llorando y en menos de diez minutos estaba en el parque conmigo abrazándome mientras yo lloraba, entre sollozos le conté mi pelea con Sara y después de unas horas allí volvimos al apartamento, al llegar a la puerta vi que en el buzón había una carta, era algo extraño porque nadie nos había enviado cartas nunca allí. Sara estaba con Harry en el salón, supuse que ella también le había llamado. Zayn saludó a Sara con una sonrisa que, sorprendentemente, ella le devolvió.
- No puede ser... - dije murmurando al leer quien mandaba la carta.
- ¿Qué pasa? - preguntó Harry, noté las miradas de los tres.
- Sara, es.. es una carta de tu abuela... - le dije, en ese momento olvidé mi enfado y nos miramos sorprendidas y incluso algo emocionadas.
- Lee. - me susurró. Me senté en el sofá junto a ella y Zayn y Harry se sentaron a nuestro lado. Empecé a leer:

"Hola mis pequeñas, si estáis leyendo esta carta es porque ya no estoy con vosotras. Sé que lo que os voy a contar no os va a hacer mucha gracia pero tenía que regalaros este viaje como despedida. Hace unos tres meses me dijeron que a mi me quedaba poco y, bueno, puede sonar absurdo pero lo que más deseo en este mundo es la felicidad de mis nietas y sus amigas que casi se han convertido en nietas también. Os he oído tantas veces hablar sobre Londres y todo lo que haríais allí, os he oído tantas veces hablar de esos chicos tan guapos que no paráis de escuchar que no puede evitarlo.. Si todo sale bien, los conoceréis, estoy segura. El destino marcará todo lo que pasé este verano y el resto de vuestras vidas chicas, yo solo os he dado un pequeño empujón. A lo mejor es lo que necesitamos todos, ese pequeño empujón. Ahora tenéis que saber que todos vuestros sueños se pueden hacer realidad y que lo más importante es que no perdáis la esperanza. No os derrumbéis por mi pérdida, Sara.. sobre todo tú, que te conozco y no quiero por nada del mundo que te quedes en la cama. Aprovechar este verano, aprovechar cada minuto de cada día, es mi consejo y, creerme, tengo experiencia y ahora de lo único que me arrepiento es de cosas que no he hecho. Que no os pase nunca eso, ¿vale? Nunca. Si os tenéis que arrepentir de algo que sea de cosas que hicistéis, ser felices chicas. Os lo merecéis. 
Os quiso, os quiere y os querrá para siempre, Julia."

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