miércoles, mayo 15

Sara (Capítulo 53)

Solté un suspiro de alivio al leer el mensaje de Laura. Me alegraba de que no estuviese embarazada porque era muy joven aun que estaba segura de que hubiese sido una buena madre, que digo, será una buena madre, de eso no cabía duda.
-¿Qué? Me quieres decir que pone en el maldito mensaje- dijo Harry nervioso
-No está embarazada- Harry suspiró al igual que hice yo y se acomodó en el asiento del avión- bueno después de este pequeño susto podemos relajarnos ¿verdad pequeña?
Asentí con la cabeza sonriente y me acomodé aún más en el asiento y cerré los ojos, seguía algo alterada pero según pasase el tiempo, acabaría relajándome.
-Pequeña, despierta, ya hemos llegado- la voz de Harry sonaba suave. Abrí los ojos de golpe, me había quedado dormida
-Lo siento- dije ruborizando
-No pasa nada, estabas cansada y te has quedado dormida-Harry me dedicó una sonrisa- además estas monísima cuando duermes- el rubor subió aún mas
-¿has estado todo el viaje viéndome dormir?- Harry asintió- que vergüenza…- dije agachando la cabeza
-Pero mira que estás tonta- dijo riéndose de mi
-Un respeto a tus menores eh…- añadí. Harry se acercó y me dio un suave beso
-Anda bajemos del avión
Cogimos las maletas y nos subimos en un taxi con dirección al hotel. Yo estaba maravillada con la belleza de París y mi cara parecía una pegatina pegada al cristal de la ventana. Nos metimos en pleno centro de París y al cabo de media hora de viaje en taxi llegamos al hotel. Era precioso, al igual que nuestra habitación, a la que no le faltaba de nada.
-Ven, quiero enseñarte algo- Harry me tapó los ojos y me guio por la habitación, abrió una puerta y sentí el viento en mi cara cuando me destapó los ojos. Ante mí tenía la Torre Eiffel, no muy cerca ya que se podía ver su altura completa, pero era la distancia perfecta para observarla
-¡qué bonita es!- dije mirándola bien- gracias por todo Harry- le abrace y nos fundimos en un beso
-He pedido que nos suban la comida, comemos, deshacemos las maletas y nos vamos a dar una vuelta- dijo Harry apoyándose en el balcón 
-Perfecto, estás en todo- le di un beso en la mejilla y entré en la habitación.
Empecé a deshacer mi maleta, cuando llamaron a la puerta y un camarero trajo la comida. Decidimos acabar de deshacer las maletas antes de comer. Yo acabé antes con la mía así que decidí ayudar a Harry y así comeríamos antes, ya empezaba a tener hambre.
Levanté una de sus camisas y me encontré con una caja, una caja de condones. Sentí como mis mejillas ardían y miré a Harry
-Como tú has dicho, estoy en todo- me reí ante su comentario y guarde la caja en la mesilla – y veo que tú también- dijo con uno de los conjuntos de ropa interior que me había comprado con las chicas en la mano. Me puse aún más roja. Harry comenzó a reírse y me agarró de la cintura- me encanta cuando haces eso
-¿el qué?- pregunté
-Cuando te pones roja, te mueres de vergüenza y te quedas callada
-Eso no es verdad- protesté
-Sabes que si- dijo Harry dándome besos por el cuello
-Para Harry- dije con una sonrisa tonta
-¿y si no quiero?- preguntó juguetón bajando sus manos por mis caderas
-Ummm… pues que esta noche te quedaras sin ver cómo me queda mi ropa interior- Harry paró y me miró a los ojos
-Eres mala- protestó Harry 
-Mentira, lo que pasa es que tengo hambre- dije como una niña pequeña y me fui hacia el carrito de comida. Harry me agarró por detrás
-Y yo tengo hambre de ti- dijo acercándose.
-Pues…- Me giré y le di un beso y después otro y cuando Harry esperaba el tercero le metí una fresa- tendrás que esperar hasta la noche- Harry se comió la fresa y me miró con cara de pocos amigos pero enseguida cambio la cara y sonrió maliciosamente
-Te vas a enterar- Harry salió detrás de mí, me agarró como a un saco de patatas, me tiro en la cama y comenzó a hacerme cosquillas
-Harry para por favor- pedí entre risas
-Está bien- dijo él parando. Se acercó más a mí, su respiración se juntaba con la mía, cerré los ojos esperando a que me besara, pero no me besaba, los volví a abrir y Harry ya no estaba. Estaba al lado del carrito mirándome ¿cómo se había movido tan rápido y no le había sentido?
-Eres malo- protesté
-Mentira, lo que pasa es que tengo hambre- dijo con una sonrisa picarona. Me la había devuelto pero bien.
Comimos entre risas, juegos y besos. Al acabar decidimos salir a dar una vuelta y acercarnos a ver la Torre Eiffel. Fuimos dando un paseo hasta la Torre Eiffel, alguna que otra fan se nos acercaba a pedir una foto y un autógrafo. Todavía me resultaba raro, pero poco a poco me iba acostumbrando a ello. Al cabo de un rato llegamos a la Torre Eiffel y subimos hasta arriba. La vista del atardecer de todo París era preciosa, Harry se acercó a un hombre que vendía y rosas y a través de gestos me compró una. Era un sol de chico y le quería como a nada en este mundo.
-Te quiero mucho Harry, por favor no lo olvides nunca- dije mirando esos ojos verde aguamarina que me volvían loca
-Yo también te quiero mucho y jamás pienso dejar que te vayas de mi lado- nos fundimos en un beso- ahora ven, quiero llevarte a un sitio estupendo a cenar
Bajamos de la Torre Eiffel, que se tardaba en bajar, y también nos fuimos andando hasta un restaurante con terraza precioso donde nos sentamos a disfrutar de la cena con unas vistas maravillosas. Mientras me acababa el postre me paré a pensar en la suerte que tenía, estaba en la ciudad del amor, con el chico al que más quería en este mundo, que resultaba ser uno de mis ídolos, tenía amigos en Londres, entre ellos el resto de mis ídolos, tenía mi familia, tenía a Laura, tenía a Noa… lo tenía todo, todo parecía demasiado perfecto y eso me ponía contenta pero a la vez me frustraba porque sabía que todo perfecto no podía salir y menos a mi
-¿en qué pensabas?- preguntó Harry 
-Nada, en que estoy cansada- mentí. Mejor sería disfrutar del momento y de la felicidad inmensa que sentía en esos momentos
-¿quieres que volvamos al hotel?- asentí con la cabeza
Llegamos a nuestra habitación y me tire en la cama. Harry se tumbó a mi lada
-Me debes algo- dijo Harry mirándome serio. Yo me quedé pensativa sin saber a qué se refería, al ver que no sabía a lo que se refería, Harry se levantó de la cama y sacó del armario el conjunto de esta mañana. Sonreí al recordarlo. 
Lo cogí y me fui al baño, rápidamente me lo puse y me miré al espejo. Me lavé la cara y me arreglé un poco el pelo, el cansancio había desaparecido. Abrí la puerta y encontré a Harry tumbado en la cama mirándome
-¿ha merecido la pena la espera?- pregunte sonriente 
-Ha merecido la pena- dijo Harry mirándome de arriba abajo. Se levantó se acercó a mí y me dio un beso- es una pena que no lo vayas a tener mucho tiempo puesto- sonreí ante su comentario y le besé.

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