sábado, abril 20

Laura (Capítulo 52)


Después de mandarle el sms a Sara salí del baño. Ví a Zayn sentado en el sofá del salón de nuestro pequeño apartamento. Estaba nervioso y no dejaba de mover sus piernas, al verme salir del baño se levantó y me miró. En realidad se había tomado todo esto mejor de lo que pensaba, cuando le conté lo de que podría estar embarazada mientras veníamos desde el aeropuerto al apartamento en taxi se quedó callado, después me abrazó fuerte y me susurró:
- Pasé lo que pasé estaré contigo. - no pude evitar ponerme a llorar entre sus brazos. Y él no dijo nada más, solo me abrazó y después al llegar pagó al taxista. Entramos en el apartamento y me dijo:
- Adelante, hazte el test... yo te espero aquí. - me dió un beso y entré al baño. Mientras esperaba a que aquel test me diera un resultado pensé en todo lo que me había llevado hasta ese momento. Pensé en el día que conocí a Sara.
Habían pasado cuatro o cinco años desde aquel día, yo llevaba toda mi vida bajando desde Bilbao a aquel pueblecito de Salamanca a visitar a mis abuelos maternos, solía jugar y pasar el tiempo con mi hermano porque no conocíamos mucha gente allí, siempre he sido muy vergonzosa así que no se me daba bien relacionarme. Un día mi hermano y yo decidimos salir a pasear por el pueblo, llegamos a la plaza y allí había un montón de chicos y chicas de nuestra edad. Un grupo de chicos jugaba al fútbol y entonces su pelota se escapó hacia nosotras. Mi hermano la cogió y se la pasó a los niños.
- ¿Quieres jugar? - le dijo uno de esos niños, muy sonriente. Mi hermano me miró y yo asentí, supongo que él estaría preocupado por dejarme sola pero no podía negarle a mi hermano la oportunidad de hacer amigos después de que hubiésemos pasado tantos años pasando el tiempo solos. Él sonrió y echó a correr a jugar con los demás niños de su edad, por aquel entonces él tendría 9 o 10 años y yo unos 13 o 14. Me dí la vuelta para volver a casa y ví sentadas en un banco a un montón de chicas. Estaban charlando pero una de ellas de miraba sonriente, me daba algo de vergüenza hablar con desconocidas pero sonreí.
- Hola. - dijo la niña que me miraba. Entonces todas las demás me miraron también.
- Hola, ¿cómo te llamas? - dijo otra. Me acerqué a ellas y dije:
- Hola, me llamo Laura... - entonces la niña que me había mirado sonriente, se levantó y me dio dos besos mientras decía:
- Hola Laura, yo soy Sara. - Me invitaron a sentarme con ella y pasamos la tarde entera hablando, me hacían preguntas para conocerme mejor y después me contaban cosas sobre ellas. Al principio pasé mucha vergüenza pero fuí soltándome poco a poco, miraba a mi hermano jugar con aquellos niños y supe que desde entonces tendríamos una razón más por la que querer ir al pueblo. Y desde aquel día durante el resto del verano quedábamos con todos esos niños y niñas de nuestra edad, empezamos a conocernos todos muy bien y fue el mejor verano de mi vida... hasta el día que nos fuimos a Londres claro.
Nunca me había dado tanta pena que llegase el final de agosto y tener que volver a casa, al despedirnos de todos los amigos que habíamos hecho y prometer volver a vernos el verano siguiente y seguir manteniendo el contacto durante el año me dio mucha pena pero cumplimos lo prometido. Sara y yo empezamos a hablar por teléfono casi todas las semanas del año y el resto de veranos fueron parecidos, fuimos creciendo pero siempre había cosas que hacer y que contar. Es lo mejor del verano, que hay mucho tiempo libre.
Mientras pensaba todo esto miré el papel del test de embarazo, una rayita rosa cambiaría mi vida para siempre. Una rayita azul haría que todo esto fuese una simple anécdota divertida que contar. Y entonces pensé en como habíamos descubierto a los chicos. Hace un par de años estaba escuchando la radio en mi habitación y de repente escuché una canción que no había escuchado en mi vida, me gustó mucho y cuando terminó oí al de la radio decir: 'y esta era What makes you beutiful de One Direction', la curiosidad pudo conmigo asique puse en youtube el videoclip de esa canción. Me volví loca, escuché esa canción unas diez veces y busqué información sobre aquel grupo de chicos tan increíble. Descubrí sus nombres y de dónde habían salido. Al día siguiente llamé a Sara para hablar con ella, como todas las semanas.
- ¡Hooooooooooola! - me saludó con su entusiasmo de siempre desde el otro lado de la linea.
- ¡Hola Sara! ¿Qué tal? ¿Cómo fue tu examen del otro día?
- Bien, genial, genial. ¿Y tú? ¿Sabes? ¡Sólo quedan 43 días para vernos!
- Ohh ¡sí! El verano se acerca... - estuvimos charlando entre risas un rato, contándonos las últimas novedades que teníamos.
- Algún día viajaremos juntas en verano, lejos... ¿vale?
- Hecho. - dije entusiasmada. - Por cierto, tienes que escuchar a un grupo que he descubierto. Se llama One Direction... son geniales...
- ¿Sí? Pues luego escucho... - le conté como los había descubierto y lo guapos que eran y todo eso. Y así fue como nos volvimos directioners, porque desde aquella llamada de teléfono ninguna de las dos dejó de escuchar su música, cada vez que averiguábamos algo nuevo de los chicos nos llamábamos para contárnoslo  Aquel verano cuando nos volvimos a ver y nos fundimos en nuestro gran abrazo de siempre nos miramos pensando en ellos y una noche charlando juntas bajo las estrellas de verano le dije:
- Sara, algún día iremos a un concierto suyo.
- Sí... y iremos a Londres a conocerlos. - nos echamos a reír pensando en que eso era prácticamente imposible, en que esos sueños no serían fáciles de hacer realidad. También hablamos un día de lo que nos gustaría tener un perro, y de hacernos un tatuaje. Y ahora todos esos sueños se habían hecho realidad en solo un verano.
- Laura, odio la distancia que nos separa durante casi todo el año. - me había dicho Sara un verano.
- Yo también, pero eso no impide que seamos grandes amigas...
- Cierto, en realidad la distancia es un asco pero si de verdad quieres a alguien no hay nada que pueda impedirlo. - Sonreí al recordar aquellas palabras de Sara, pensé en lo que pasaría al terminar el verano, y sobre todo en lo que pasaría si aquel palito blanco marcaba una raya rosa. Oí ladrar a Noa y a Zayn tararear. Entonces sonreí, miré el palito. Después de mandarle el sms a Sara salí del baño. Ví a Zayn sentado en el sofá del salón de nuestro pequeño apartamento. Estaba nervioso y no dejaba de mover sus piernas, al verme salir del baño se levantó y me miró. Sonreí, le dí un beso en los labios y le enseñé el palito blanco con una raya azul en medio.
- Falsa alarma. - dije. Él me abrazó y me dijo que me quería, aunque lo dijo tan suave que casi no se pudo oír.
- ¿Sabes Zayn? - dije separándome de él.
- Sara y yo os conocimos hace un par de años, porque yo os escuché en la radio. Después decidimos que algún día vendríamos a Londres y os conoceríamos.. - se echó a reír.
- Bendita radio. - dijo, y me besó.

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