miércoles, octubre 16

Sara (Penúltimo capítulo)

Diez años después…

Tras la ventana de avión solo se veían nubes. Unas nubes preciosas, casi tan bonitas como el día que fuimos Laura y yo por primera vez a Londres. Sonreí al recordar aquellos tiempos, ya había pasado mucho desde entonces, pero había cosas que no habían cambiado nada.
Miré mi reloj. Seis menos diez. Era un alivio que mi último paciente hubiera cancelado la cita de las doce, me había dejado juego para adelantar mi vuelo y poder llegar sin problemas a la cena de esta noche. No solía venir mucho a Londres, solo en ocasiones especiales cuando organizábamos cenas o llevaba mucho tiempo sin verles, aunque no estaban siempre todos aquí, como Niall y Rebeca, que al finalizar Rebeca su carrera se mudaron a Los Ángeles para que Rebeca tuviera más oportunidades en el mundo del cine, y no le iba mal la verdad, su última película había sido un éxito en taquilla a nivel mundial. Volví a mirar el reloj impaciente. Diez minutos y aterrizaríamos. Intenté distraerme jugando con las llaves de mi nueva casa en Londres, suspiré y volví a mirar el reloj pero el tiempo parecía haberse parado, respiré otra vez y volví a mirar por la ventana.
-          Gracias, quédese con la propina- dije al taxista tras sacar la maleta del maletero
-          Que tenga buen día señorita- y arrancó tras decirlo.
Metí las llaves en el portal y entré. Saludé al portero y fui directa al ascensor. Estaba enamorada de mi nueva casa, sobretodo de las vistas que tenía, por eso me decidí a comprarla. Ático C. metí las llaves y entré. Todavía olía a nuevo. No tenía mucho amueblado, lo justo, mi habitación, la cocina, el salón y los baños, ya cuando tuviese tiempo desempaquetaría el resto de cajas que tenía guardadas en una habitación y seguiría dándole forma a mi casa, pero ahora me apetecía un baño. Preparé el agua mientras colocaba la ropa en el vestidor para que no se me arrugara. Otra de las razones por las que me compré el piso, el magnífico vestidor de la habitación principal.
 Me quité la ropa y me metí en el agua caliente, el vaho invadía el baño. Cogí el teléfono y marqué. Tendría que avisar de que ya estaba aquí.
-          Hola Sari – dijo Laura al otro lado del teléfono, aún me seguía llamando así.
-          Ya estoy aquí, llegué hace un rato- dije mientras jugaba con los pies con la espuma de la bañera
-          Lo sé, Zayn hizo el seguimiento de tu vuelo con su móvil- oí de fondo un ladrido
-          ¿Qué tal está Noa?- pregunté. Ya estaba algo mayor para andar viajando de España a Londres y los vuelos no le sentaban nada bien.
-          Hoy está muy contento, como si supiera que hoy vienes- reímos las dos. La risa de Laura era lo que más echaba de menos a lo largo de los días.  Noa volvió a ladrar.
-          Me alegro.  Mañana vamos a pasearlo- propuse
-          Eso está hecho- dijo Laura con una risita. Sabía que Zayn le estaba incordiando
-          Dile a Zayn que ya cuelgas- esta vez reímos los tres- bueno, me pasáis a buscar como habíamos quedado ¿no?
-          Sí, en una hora estamos allí- dijo Laura antes de que nos despidiéramos y colgáramos.
Sonreí al pensar en lo bien que les iba a Laura y  Zayn. Todo había ido sobre ruedas para los dos, Laura terminó su carrera allí y tenía trabajo estable, una casa preciosa y un marido que la quería incondicionalmente. Muchas veces envidiaba su felicidad, tenían sus altibajos, como en todas las parejas, pero eran el ejemplo perfecto de almas gemelas.
Decidí salir de la ducha y empezar a arreglarme. La cena la organizaban Niall y Rebeca en su casa y habían pedido a los papás que dejarán a sus hijos en casa que la cena prometía alargarse, lo que me llevaba a esperar un día más para ver a mi ahijado Ian. Suspiré al cepillarme el pelo. Casi todos tenían su vida organizada y yo… bueno yo no podía quejarme en cuanto a temas de trabajo, dinero y salud, pero en lo que se refería al amor… mi corazón seguía con heridas de la primera vez que se rompió hace diez años y cada día que pasaba veía más difícil la idea de encontrar a alguien que consiguiera arreglarlo. Me hice un moño recogiendo mi melena y me dejé algunos mechones sueltos, me maquillé y me vestí con un vestido negro hasta los pies, iba a ponerme los tacones cuando llamaron al timbre. Abrí el portal dejando pasar a Zayn y a Laura y dejé la puerta abierta para que entraran,  tenía tres minutos en lo que subían para coger mi cartera con las cosas y ponerme los zapatos.
-          Estas preciosa, como siempre- oí a mis espaldas cuando acabé de guardar las llaves en la cartera, su voz no sonaba igual por teléfono
-          Yo también te he echado mucho de menos- dije girando y abrazando a Laura, luego abracé a Zayn, que bien le sentaba el traje a este hombre.
Bajamos y nos montamos en el coche de Zayn. Íbamos hablando de que tal estaban las familias de camino a casa de Niall y Rebeca. Entramos en el jardín de la casa y aparcamos, había dos coches que sabía que eran los de Adam y Mark. Llamamos al timbre y nos abrió Niall
-          ¡Sara! Que alegría verte- dijo mientras me abrazaba
-          Yo también me alegro de verte Nialler.
-          Hola Niall, Laura y yo también nos alegramos de verte- dijo Zayn mientras entraba con Laura
-          Cállate que a vosotros os vi ayer- dijo Niall sin soltarme aún del abrazo- pasar al salón- dijo cuándo me soltó y cerró la puerta. Entramos al salón y allí estaban Rebeca, Mark, Alison  y Adam a los que fui a abrazar directamente con una sonrisa
-          Te sienta genial el embarazo Alison, estas guapísima- dije mientras le acariciaba tripa
-          Gracias Sara, tú también estas muy guapa, por cierto ya sabemos que va a ser
-          ¿y?- pregunté ansiosa
-          Un niño- dijo sonriendo a Mark
-          Bien- di una palmada y extendí la mano hacia Rebeca- has perdido, mi dinero- Rebeca suspiró y me dio las veinte libras
-          El próximo embarazo acertare yo- dijo Rebeca resignada. Desde que Els se quedó embarazada, la primera del grupo, Rebeca y yo nos habíamos dedicado a hacer apuesta sobre de que sexo serían y de momento íbamos empates, ella había acertado el de Ian, yo el de Alison y Mark,  y el de Eleanor y Louis  había sido empate porque fueron mellizos, Zack y Hanna.
-          Y tu Adam, ¿has vuelto a cambiar de novia o todavía sigues con la que me presentarte la última vez?- dije mirándolo
-          Esa quedó muy atrás- suspiré, desde que Susie cortó con él tras llevar 3 años Adam se había vuelto un pica flor por decirlo de manera bonita. Lo sentía por él  por qué todavía no lo había superado pero supongo que  cada uno tenía una manera de exteriorizarlo. Llamaron al timbre.
-          Ya voy yo- le dijo Rebeca a Niall y al minuto entró al salón con Dani y Liam
-          ¡Liam!- grité y fui a abrazarlo. Por un momento olvidé que tenía veintiocho años para pasar a tener ocho- ¿qué tal esta mi ahijado favorito?- pregunté
-          Tan bien como su madrina- dijo Liam antes de darme un beso en la frente. Me acerqué a saludar a Dani también y luego todos nos pusimos a hablar. Al rato llegaron Louis y Eleanor. Solo faltaba una persona y cuando creía que ya no iba a presentarse como había hecho más de una vez el timbré sonó y todo mi cuerpo se tensó.
-          Hola a todos, siento llegar tarde- su voz estaba a mis espaldas y a pesar de haber pasado tanto tiempo, mi piel se seguía erizando como el primer día. Me acaricié los brazos para que no se notara y Laura me miró dándome fuerzas. Siempre en las cenas había un momento que la tensión se cortaba con un cuchillo y solo esperaba que esta vez fuera diferente.
Me giré como hicieron todos y nos saludamos con dos besos, esquivando las miradas. Llevaba sin mirar sus ojos desde hacía diez años. Suspiré. Me odiaba a mí misma por haber sentido tanto por él, que no me dejase avanzar y que la herida que parecía curarse se abriera de nuevo cada vez que veía sus rizos.
Todos nos sentamos a la mesa, me senté rápidamente con la esperanza de que no me tocará a Harry enfrente, pero él se sentó delante de mí, como si lo hiciera a posta. Respiré hondo, era lo suficientemente adulta para sobrellevar esto, o de eso me intentaba convencer, esto sería así siempre y por él no iba a dejar de llevarme con las personas más importantes de mi vida. Rebeca sirvió el primer plato, era una crema muy suave, todo el mundo conversaba, pero yo tenía la mente en otra parte, intenté concentrarme e incluirme en la conversación cuando noté dos ojos clavados en mí. Respiré e intenté ignorarle, pero resultaba imposible, su mirada me desconcertaba y hacia que mis piernas temblara, estaba nerviosa. Liam me miró y me sonrió.
-          Pues Sara se ha comprado una nueva casa en el centro,  yo la he visto y es realmente bonita y grande- dijo Liam. Se había dado cuenta.
-          ¿Sí? Pues la tendremos que inaugurar con una cena ¿no crees?- dijo Louis
-          Claro, estáis todos invitados, ya pensaremos día- esbocé una sonrisa
-          ¿incluido yo?- la voz de Harry retumbó por toda la sala. Era la primera vez que hablaba en toda la cena y a todos nos pilló de sorpresa. No sabía que responder, tenía que mirarle. Me giré y miré su boca, no quería mirar sus ojos.
-          He dicho todos…- todo el mundo estaba en silencio mirándonos, él me miró a los ojos y me fije en el color de ellos,  mi respiración se aceleró y aparté la vista rápidamente.
-          ¿incluido yo?- Volvió a preguntar. No sabía la respuesta que quería y tenía mucho calor
-          Si…- dije bajito, me fallaba la voz. Se creó un silencio sepulcral
-          Bueno voy a traer el segundo- dijo Rebeca rompiendo el hielo
-          Te ayudo- dije levantándome rápido. Tenía que salir de allí y deshacer el ambiente que se había quedado. Las dos entramos en la cocina y me apoyé en la encimera
-          ¿estás bien?- preguntó Rebeca
-          Si- tenía un nudo en la garganta. Cogí un vaso de agua y bebí un poco- vamos- le dije a Rebeca mientras le ayudaba con los platos. Cuando volvimos al comedor todo estaba más clamado y mantenían una conversación. El resto de la cena se puede decir que transcurrió tranquila, sentí todo el tiempo dos ojos clavados en mí y en mis movimientos, pero por lo demás conseguí reírme y todo.
-          Bueno chicos- dijo Niall levantándose cuando habíamos acabado el postre- Tenemos algo que anunciaros- este miró a Rebeca y ella se sonrojó- nos casamos- nos quedamos un segundo en silencio y luego fuimos a darles la enhorabuena. Alison estaba llorando de la alegría, serían las hormonas. Todos nos alegrábamos un motón. Con esto de evitar las miradas de Harry no me había fijado en el anillo que llevaba Rebeca en la mano, si lo hubiese hecho antes, no me hubiera pillado tan de sorpresa
-          Abramos una botella de champán para celebrarlo- dijo Louis contento y se fue a la bodega en busca de un champán. Tenía mucho calor y necesitaba tomar el aire. Me acerqué a Laura
-          Laura, salgo al jardín a tomar un momento el aire, enseguida vuelvo
-          ¿quieres que vaya contigo?- me preguntó preocupada
-          No hace falta, no tardaré mucho.
Cogí mi bolso y salí al jardín. Busqué en mi bolso mi cigarro de emergencia y lo encendí. Me apoyé en la barandilla de las escaleras que daban al inmenso jardín que tenían Niall y Rebe. El calor del verano se empezaba a notar. Todo estaba yendo tan rápido… la gente tenía su vida hecha y me alegraba por ellos, muchísimo, pero eso me ponía nerviosa y hacia que me desesperara
-          ¿desde cuándo fumas?- su voz. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Él se acercó y se apoyó en la barandilla como yo mirando el jardín. Se hizo un silencio.
-          Solo de vez en cuando- dije sin mirarle. Observaba la luna. No era fumadora, ni estaba enganchada, pero en momentos así, no venía mal. Otro silencio se volvió a crear, pero no era incómodo.
-          Antes eras anti-tabaco- seguía sin mirarme, ni yo a él, pero sentía el calor que desprendía su cuerpo
-          Las cosas cambian- dije dándole una calada al cigarro. Estuvimos otro rato en silencio
-          Parecen felices ¿verdad?- era la primera vez que manteníamos una conversación desde el día que rompimos.
-          Si- dije acabándome el cigarro. Lo apagué contra la barandilla y lo tiré en una maceta
-          Tú y yo hubiésemos sido veinte veces más felices- un nudo se formó en mi garganta, no quería discutir y menos por lo que hubiésemos sido si las cosas hubiesen sido diferente. Me giré en dirección a la puerta. Harry me agarró del brazo- Sara no te vayas por favor- tenía ganas de llorar pero no quería que Harry me viera llorando, no quería que pensase que aún tenía sitio en mi corazón, no ahora. Hice amago de soltarme  y alejarme pero Harry me agarró más fuerte y tiró de mi- No pienso dejar que esta vez te vayas- yo cerré los ojos y el juntó su frente con la mía. Estuvimos así un rato y cuando me quise dar tenía la cara empapada de lágrimas- no llores pequeña- susurró Harry. Eso me hizo llorar aún más, hacía mucho que nadie me llamaba así. Agaché la cabeza y el me cogió de la barbilla y me hizo mirarle a los ojos. Esos preciosos ojos que había mirado tantas veces. Quería decir tantas cosas pero no era capaz de articular palabra. Me enjuagué las lágrimas.
-          ¿por qué no viniste al aeropuerto?- pregunté intentando calmarme- un solo quédate tuyo y lo hubiese mandado todo a paseo- no había apartado los ojos de él
-          Fui, pero no tuve el valor de entrar y no hay un día que no me arrepienta de haberte dejado marchar de mi vida, no hay un día que no te eche de menos, no hay un día en que no piense en tu sonrisa y en esos pequeños hoyuelos que se forman y no hay un día en que no piense que soy un monstruo por haber sido el culpable de borrarla de tu cara- hizo una pausa y me acarició la mejilla, yo me estremecí y cerré los ojos- no hay un día que piense en todos los momentos junto a ti, no hay un día en que no me acuerde del color de tu pelo y en el de tus ojos- volvió a hacer una pausa y junto su nariz con la mía- no hay un día que no haya dejado de quererte. Déjame entrar en tu vida de nuevo y te prometo que no te dejaré marchar nunca y que nunca te volveré a hacer daño- cerré los ojos. Estaba llorando de nuevo. Harry agarró mi cara con sus manos
-          Bésame-  susurré. Harry acercó su boca lentamente a la mía, sentía su respiración contra mi cara, me temblaban las piernas y mi corazón iba a mil por hora, hasta que Harry rompió la poca distancia que nos separaba. Nuestros labios se hicieron uno, sentía su calor y sus besos había vuelto a cerrar la herida que ellos mismos había abierto. Me separé de él- no te vayas nunca, si te vuelves a separar de mí no lo superaré nunca- dije acariciando sus rizos
-          Te prometo que nunca me separaré de ti- yo sonreí y él volvió a besarme- vayámonos- dijo tirando de mi
-          ¿a dónde?- pregunté con una sonrisa, nadie podría borrármela
-          Muy lejos, lejos de todo, recuperemos el tiempo perdido, llevamos diez años, ocho meses, dieciséis días  y- miró su reloj- 2 horas separados, tendremos que adelantar todo ese tiempo- yo rompí a carcajadas, estaba completamente enamorada de él, el único amor de mi vida. Él me miró y sonrió como hacía mucho que no lo hacía- echaba de menos tu risa- dijo agarrándome de la mano
-          Vámonos- dije tirándole del brazo- ¿avisamos a los demás?
-          No- dijo sonriendo- lo entenderán, seguro- yo me acerqué a él y le deposité un beso en los labios, él sonrió de nuevo me cogió en brazos y empezó a correr, en dirección al coche, sin rumbo fijo, a un lugar donde solo estuviéramos los dos, recuperando el tiempo que nunca debíamos haber perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por darnos tu opinión.

Nuestros lectores: